Entré en el cine sin altas expectativas con
esta película, y la razón principal para ir a verla era mi hermano que me dijo
que le tenía muchas ganas. Al final cedí y lo acompañé.
No tengo de qué quejarme con respecto a la
película, desde luego no es la peli del año, pero tampoco estuvo del todo mal.
Me gustó mucho el ritmo de la película y también la forma de mostrarla, por
medio de la cámara del protagonista, o cámaras de seguridad, incluso la cámara
de una amiga que graba para su blog.
Es así como nos adentramos en la historia de
Andrew, Matt y Steve, tres jóvenes adolescentes con personalidades
completamente diferentes. Tenemos al extrovertido, al tímido y tierno y al abstraído
y oscuro. Creo que todos nos podríamos identificar con alguno de estos chicos,
y es que son tan normales como cualquier otro. Van a la escuela, tienen sus
problemas y también van a fiestas.
En una de estas los chicos tropiezan con algo
desconocido, algo que está más allá del entendimiento humano. Sin saber cómo o
por qué, terminan obteniendo habilidades inexplicables, y que en un inicio son
incapaces de controlar por completo. ¿Qué harías tú si de repente pudieras
manejar cosas con tu mente? ¿Si pudieras volar? Andrew, Matt y Steve saben lo
que pueden hacer.
Con forme los minutos van pasando volados, y
es que la película no se vuelve aburrida en ningún momento, vemos cómo ellos se
acostumbran a sus nuevas habilidades, como las van desarrollando y volviéndose más
y más fuertes cada vez. Pero las cosas se tornan sombrías, las vidas de todos
cambian, se dan cuenta que pueden ser un peligro y se ven obligados a ponerse
reglas a sí mismos, reglas que al inicio están dispuestos a cumplir, pero
cuando la necesidad se hace cada vez mayor, ya no saben diferenciar la
realidad.
Cuando se sienten acorralados no tienen más
remedio que hacer uso de aquello que les llegó sin una razón. Pero siendo un adolescente
desesperado, puedes hacer un mal uso de tus habilidades, sin razonar bien, sin
pensar en las consecuencias. Puedes creer que tienes un poder sin límites.
La película se desarrolla de gran manera. Con
grandes escenas y con buenos efectos visuales. Y pese a que es una película
narrada desde la cámara del protagonista, no es para nada molesto. Al inicio,
cuando la película recién empezaba pensé que no me iba a gustar ese estilo,
pensé que iba a ver la bendita cámara temblando a cada segundo y que me iba a
terminar mareando, pero me equivoqué rotundamente, pese al estilo, está muy
bien lograda.
Los protagonistas crecen en poder y maduran. Se
vuelven más o menos humanos, se hacen más o menos amigos. Cuando se tiene un
poder así de grande, las cosas varían.
Poder sin límites es una buena película, una
que con gusto volvería a ver sin queja alguna.
Le doy un:
****
3.5
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