Título (Español): El Corredor del Laberinto
Título Original: The Maze Runner
Autor: James Dashner
Año: 2010
Editorial: V&R Editoras
Paginas: 398
ISBN: 978-987-612-267-2
Contra cubierta:
Tu vida anterior ya no existe más.
Una nueva se ha iniciado.
Recuerda. Corre. Sobrevive.
Al despertar dentro de un oscuro elevador en movimiento, lo único que Thomas logra recordar es su nombre. No sabe quién es. Tampoco hacia dónde va. Pero no está solo: cuando la caja llega a su destino, las puertas se abren y se ve rodeado por un grupo de jóvenes. “Bienvenido al Área, Novato.”
El Área. Un espacio abierto cercado por muros gigantescos. Al igual que Thomas, ninguno de ellos sabe cómo ha llegado allí. Ni por qué. De lo que están seguros es de que cada mañana las puertas de piedra del laberinto que los rodea se abren y por la noche, se cierran. Y que cada treinta días alguien nuevo es entregado por el elevador.
Un hecho altera de forma radical la rutina del lugar: llega una chica, la primera enviada al Área. Y más sorprendente todavía es el mensaje que trae. Thomas será más importante de lo que imagina. Pero para eso deberá descubrir los sombríos secretos guardados en su mente. Por alguna razón, sabe que para lograrlo debe correr. Correr será la clave. O morirá.
Puntuación:
*****
Reseña (sin spoilers)
Tengo tres palabras para describir este libro: OH POR DIOS.
Y no, no se confundan, es un “Oh por Dios” de los mejores que haya dicho en toda mi vida. Para que se hagan a la idea, nada más tienen que pensar en lo siguiente:
Imaginen que son chicos encerrados en un área grande rodeada por un laberinto. Donde tienen todo lo necesario para subsistir: electricidad, comida, agua, sol, aire y muchos, muchos amiguitos y enemigos que nos amenizan el día. Pero eso no es todo, imagina que tú eres nuevo en ese lugar y que por algún motivo, todo te resulta estúpidamente conocido, como si tú hubieras estado ahí antes. Como si ya conocieras todo ahí. Y aunque no recuerdas ni a tus padres, ni si tienes hermanos, no recuerdas ni siquiera tu edad, sabes que ese lugar se te hace conocido.
¿Frustrante? Lo más seguro. Al menos para Thomas sí lo es.
El libro empieza con un ritmo lento, pero sin tener que esperar mucho nos absorbe a la velocidad de la luz. El primer capítulo pasa bien, y en el segundo ya no quieres soltar el libro ni para ir al baño. Tú te haces exactamente las mismas preguntas que se hace Thomas, y lo más frustrante de todo es que los Habitantes del Área no quieran responder una sola de ellas. Poco a poco tendrás que ir contestándotelas conforme lo va haciendo nuestro querido protagonista, que no es el típico chico fuerte y que parece invencible. Al contrario, nosotros acompañamos a Thomas en su frustración, en sus dudas, en su alegría y también en su tristeza. Lloras cuando él llora, ríes cuando él lo hace.
El autor juega con nuestras emociones. Nos saca una sonrisa en un momento para luego desbaratarnos y desear ser uno de los Habitantes para repartir puñetazos a quién más se los merezca (y yo diría que muchos de por ahí se las merecen con creces). Nos encariña con los personajes (y aquí tengo que admitir que yo me encariñé de sobre manera con Newt. ¡Juro que en más de una ocasión rogué que él llegara sano y salvo al final del libro!), pero tememos por las vidas de todos en cada capítulo del libro.
Otra cosa que le daré a favor es la extensión de cada capítulo. No son los típicos capítulos de chorrocientas páginas, sino al contrario, son chorrocientos capítulos para pocas páginas (¡poquísimas!). Te hace que cuando acabas un capítulo ojees por encima el siguiente y al darte cuenta que es corto, te lo lees. Cuando te das cuenta, te has leído ocho capítulos diciendo “uno más y ya”.
Pero claro, como todo en la vida no puede ser pura testosterona rondando el ambiente. Había que meter el punto de progesterona. Y es ahí cuando una chica que predica el fin del mundo aparece en el Área. Por si fuera poco, además de ser la única mujer, resulta que a Thomas también se le hace tremendamente familiar, y cree que la debió conocer antes de que borraran todos sus recuerdos.
Los Habitantes tienen que apañárselas para sobrevivir en el Área, porque por muy bonito que sea todo, allá afuera, en el laberinto (que no por nada el libro trae ese nombre) existen unos bichitos muy grotescos que andan pinchando a la gente y haciéndola delirar a los que llaman Penitentes. Los Habitantes desean salir del laberinto, porque están cansados de vivir encerrados en ese lugar. Muy organizadamente, ellos tienen a los encargados de recorrer el laberinto diariamente en busca de una salida.
¿Serán capaces de encontrar esa salida? Lo único que tengo que añadir es que el epílogo del libro me dejó completamente sin aliento. Y para hacer más ímpetu en mis palabras, tienes que saber que lo terminé de leer un largo día a las 2:00am. Después de haberme levantado a horas ridículamente tempranas, y de ir a clases, caminar como endemoniada y hacer cientos de tareas. En pocas palabras, el libro me embrujó. (Y me hizo andar como zombie al día siguiente, pero valió la pena).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Estaremos felices de recibir tus comentarios, pero intenta que sean acorde el artículo. Mensajes ofensivos o fuera de tema serán eliminados.
Gracias por comentar! :)